Cuando fui con mi grupo de D.A.I a ver la exposición fotográfica de José Manuel Ballester, pasando por la calle Alcalá me di cuenta de que en las fachadas de los edificios se podían apreciar diferentes formas y texturas formadas tanto con hierro como con piedra. Me pareció interesante comparar ambos materiales ya que, a pesar de tener propiedades diferentes, conseguían un resultado parecido y a nivel visual, la textura parecía la misma solo que con una pigmentación distinta.
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